Calidad del aire – Instalaciones térmicas
Las instalaciones térmicas en el interior de la vivienda (calefacción, refrigeración y producción de agua caliente), pueden incorporar monóxido de carbono (CO) al aire interior. El CO es un gas incoloro, inodoro y mortal; resulta tan peligroso como desapercibido en el aire. Proviene de la combustión incompleta del carbón, petróleo, madera, gas natural, butano o propano, así como del humo del tabaco. Se libera en cantidades peligrosas cuando las instalaciones térmicas funcionan en una atmósfera cerrada y empobrecida de oxígeno.
Su presencia en la vivienda puede provenir de:
1. Un calentador de agua mal conectado al conducto de evacuación de gases.
2. Aparatos de calefacción en mal estado o mal mantenidos.
3. Un defecto en la ventilación (aperturas taponadas o mal mantenidas).
La normativa obligatoria requiere, para limitar el riesgo de contaminación del aire interior de los edificios, que la evacuación de productos de combustión de las instalaciones térmicas, se produzca con carácter general por la cubierta del edificio, con independencia del tipo de combustible y aparato que se utilice.
Para evitar que tanto la actividad humana como las instalaciones térmicas de la vivienda empobrezcan la calidad del aire interior, hay que asegurar una buena ventilación y un mantenimiento regular de los equipos de calefacción, cocción y ventilación.