Ahorro de energía – Edificio

Certificado de eficiencia energética

El Certificado de Eficiencia Energética de Edificios asigna una calificación energética en función de la calidad de las instalaciones térmicas, y de las características constructivas del edificio que afectan a la demanda energética (aislamiento, cerramientos, etc.), con la intención de que el consumidor esté debidamente informado.

Se clasifican los edificios según sus emisiones de CO2, del más eficiente (clase A) al menos eficiente (Clase G), similar a la que incluyen los electrodomésticos, para edificios existentes también existen las clases F y G.

En el caso de vivienda nueva es obligatorio dicho certificado, y para viviendas existentes es obligatorio en el caso de vender o alquilar la vivienda.

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Orientación

La orientación del edificio influye de forma determinante en su comportamiento térmico, principalmente en las ventanas en las que la radiación solar es más directa. Las ventanas situadas a sur reciben una elevada ganancia térmica en invierno y media en verano, por lo que son muy recomendables para climas fríos.

En las zonas cálidas hay que controlar más las ganancias de calor por radiación solar, para ello, hay que proteger las ventanas que estén expuestas a un fuerte soleamiento como en las orientaciones este, oeste, sur, sureste y suroeste.

Es importante disponer vidrios bajo emisivos, así como protecciones solares (voladizos, toldos, lamas, persianas).

Vegetación

La vegetación del entorno de los edificios puede ayudar a mejorar las condiciones climáticas, influyendo en diferentes parámetros:

  • Radiación solar: la vegetación puede contribuir a evitar sobrecalentamientos en la vivienda, impidiendo que la radiación solar alcance las superficies exteriores. Las especies de hoja caduca proporcionan sombra en las épocas calurosas y permiten el paso de la radiación solar en las épocas frías. Además, en verano, en áreas con alta densidad de vegetación, durante el día se puede apreciar el enfriamiento del aire por el efecto de la humedad que aportan las plantas.
  • Viento: la vegetación puede proteger del viento, disminuyendo su velocidad, o desviándolo hacia donde sea necesario. Esto dependerá de la disposición del arbolado en relación a los vientos dominantes, densidad de follaje, etc.
  • Especies vegetales: las especies de hoja perenne, protegen de los vientos también en invierno, y tienen un efecto beneficioso al disminuir las pérdidas de calor de los edificios, pero hay que tener en cuenta que por su situación, al igual que en el caso de las especies caducifolias, deben dejar pasar las brisas de verano.
  • Ruido: aunque en la mayoría de los casos la reducción del ruido debido a la vegetación no es significativo, puede tener un efecto psicológico, sirviendo como pantalla visual entre la fuente de ruido y las personas afectadas. Además, la vegetación puede enmascarar los ruidos desagradables de fondo con otros más agradables, y absorber el ruido reverberado a través de las hojas.
  • Contaminación: la vegetación desempeña un papel purificador de la atmósfera urbana, liberando oxígeno, absorbiendo partículas contaminantes, reteniendo polvo y eliminando bacterias, además de ser un indicador de la presencia de determinados contaminantes por su deterioro.
  • Estabilización del suelo: la vegetación evita la erosión del suelo por efecto de las lluvias.
  • Control visual: disponiendo la vegetación de forma adecuada se puede evitar deslumbramientos, proporcionar privacidad, crear entornos más agradables, impedir las vistas sobre elementos no deseados, etc.